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sábado, enero 20, 2007

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jueves, enero 04, 2007

VICTORIA ABRIL, DIVINA

A propósito de Incautos


por Mar Canet

¿Cómo te llegó el guión y cuál fue tú primera reacción?
Mi primera reacción... iba leyendo sin rechistar y las hojas pasaban y pasaban y joo... ahora hacer de mala, viene el chico malo, venga timadores, venga timos, que asco, que asco...y un timo detrás de otro. Pues no sé si tengo ganas de esto, pero cuando llego al final, me quedo planchada, que no vamos a decirlo. Leo que soy la única que meto una gotita de amor entre tanto timo y especulación y estafa. Ya me veía envuelta entre chicos guapos y yo encantada, me gusto mucho el guión. Luego te lees el guión tres o cuatro veces porque hay un montón de cosas que se te pasan.

¿Al ser un guión tan complejo, supongo que no rodasteis linealmente ¿Cómo te lo hacías para saber en que timo estabas?
No, no. No cuando pasan estas cosas me hago chuletas, es la única manera, porque como tú dices, al rodar la 87 y la 34 te dan media hora, mientras vas a vestuario, te cambias, te ponen el raccord, llega un momento que dices: “aquí ya hemos hecho el timo este o...” Entonces yo por la noche me preparo la chuleta y de las 7 verdades que hay, porque claro, cada uno tiene su verdad, yo siempre me concentro en lo que queremos que el público se crea. Todas las otras las meto dentro soterrades detrás de... pero la que pongo siempre en adelanto es lo que quiero que el público se crea.

¿La única verdad es que todo puede ser mentira?
La única verdad es que cada verdad lleva una mentira dentro. Nada, que hay que saberlo y una vez que lo sabes, advertida estás. Es más difícil que te toque el papel de incauto, pero bueno, como dice el cartel: “Cada minuto nace un incauto” así que vamos a intentar que no te toque.



Vosotros jugáis con el espectador ¿Miguel Bardem jugó un poquito con vosotros? ¿Cómo fue el trabajo?
Fantástico, y además con un plantel de actores como estos, la cosa ya se convierte en haber quién sorprende al otro. Porque claro, cada uno tiene que hacer de todo. El trabajo de cada uno era sorprender y sobretodo llegar a que el otro se lo crea. Es más, como nosotros somos actores y vemos enseguida las cuerdas, pues el trabajo era doble. Era mucho más importante convencer al actor a quien tienes que hacer creíble esto, que al espectador que, el pobrecito mío, está allí sentado y se chupa lo que ve y se lo cree todo.

¿Qué tal el reencuentro con Federico Luppi?
Maravilloso reencuentro. Yo ya disfruté muchísimo en Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto. Ya cuando yo me leí el guión y dije: “¿Quién hace de Federico?” Federico Luppi. “Ah! Firmar, haber, trae, contrato, ya! El jefe de la banda, el líder tiene que ser un líder pero no sólo porque lo diga el guión sino porque lo dice la voz, lo dice la cara, lo dice el pelo, lo dice todo. Y es verdad que Federico lo da todo.

¿Hacía falta una película así en el cine español no?
Pues sí. Yo que me empeño en haber si conseguimos ser más españoles y menos americanos y que consumamos productos nuestros. La única manera de luchar contra esto es factura! Si tenemos el guión, tenemos los actores, tenemos la pela, tenemos la factura y la caligrafía, ya, lo único que nos hace falta son las salas. Claro sino tenemos salas. Esta película lleva un año en espera. Y estamos estrenado en verano...en verano! Que es el único momentillo que nos dejan los americanos tres o cuatro salillas para salir. Pero hay 22 película españolas des del Festival de Málaga en espera de sala para estrenarse. Ahora lo que hace falta es que no te aplasten las multinacionales, que te dejen salir que no te saquen de los cines. Como nos paso con Sin noticias de Dios que a las dos semanas nos echaron. Porque vete tu allí a estrenar una película española ya verás lo que te pasa.

¿Incautos no la ves en el circuito europeo?
Yo claro que la veo y me intereso por el cine europeo. El problema es que en Europa las salas de cine no son nuestras. Entonces tenemos que esperar que nos dejen un sitito.

SANTI MILLÁN, TRABAJO Y MÁS TRABAJO

por Mar Canet

Santi Millán no es el gran vividor que interpreta cuando hace de Sergio en la serie 7 vidas, Santi Millán es un currante, un gran actor cuyo éxito radica en el trabajo continuo, sin prisa pero sin pausa. Siempre ha tenido las ideas muy claras y desde su infancia a querido dedicarse a la interpretación. Se dio a conocer a la audiencia televisiva catalana gracias a La Cosa Nostra con el apodo de Paco. Ahora, es conocido en toda España, por la serie que emite Telecinco y por las colaboraciones que hace con su amigo Buenafuente en Antena 3. Además este año se han estrenado dos películas suyas Di que sí junto a Paz Vega y Amor Idiota de Ventura Pons. Pero para llegar hasta aquí, antes tenemos que remontarnos en el año 89 cuando fue elegido para formar parte de la compañía teatral La Cubana.


¿Cómo entraste a formar parte de La Cubana?
Fue en el 89, yo estaba estudiando en el Col·legi del Teatre, porque intenté entrar en el Institut del Teatre y no me cogieron y entonces en el Col·legi hacían lo mismo que en el Institut del Teatre. Era lo mismo más o menos pero en privado, incluso tenían los mismos profesores, pero era más caro porque era privado. Entonces yo trabajaba de noche en un matadero e iba a estudiar por las tardes, la verdad es que dormía muy poco. Un día de estos se paso por el Col·legi Jordi Milán, que es el director de La Cubana, y le comentó a Albertito Díaz que buscaban a un tío, si tenían alguien para el nuevo espectáculo que estaban preparando, que era Cómeme el coco negro (1989-1991), y entonces nos enviaron a cinco o seis y me cogieron a mí.

Me acuerdo que la primera vez que fui al Teatro a Barcelona, me llevaron a ver Cegada de Amor (1993-1998) en el Tívoli, un montaje espectacular donde se combinaba el teatro con el cine, tuvo un éxito rotundo y estuvo en cartel mucho tiempo.
Con La Cubana estuve diez años del 89 al 99 y en ese periodo hicimos muchísimas cosas. Lo principal eran los espectáculos teatrales y la vida media de un espectáculo teatral, de una compañía de estas características, son dos años. Lo que pasa que Cegada de amor la preparación fue dura y complicada porque mezcla una película y una obra de teatro, y aparte teníamos que rodar y tal... Estuvimos un año preparando el espectáculo entre escribir el guión, rodarlo, ensayarlo en el teatro y montarlo todo un año. Y luego estuvimos cuatro años de explotación, mil y pico de representaciones y claro, pasas cinco años haciendo prácticamente lo mismo.

Tu formación es muy teatral pero con La Cubana ya tienes una primera incursión en el mundo de las series de televisión con Teresinas S.A.
Sí, es la primera serie pero es con la Cubana, en el 92 creo. Siempre intentábamos mezclar un espectáculo de teatro con algún programa de televisión, así hacíamos otras cosas y variábamos un poquito. Y Teresinas S.A., es la primera serie, que ahora la están repitiendo y parecen los Teleñecos, muy divertido.

La siguiente serie es Periodistas y de allí ya saltas a 7 Vidas. ¿Notaste la presión de ser el siguiente en sustituir a Javier Cámara, Toni Cantó o Guillermo Toledo?
Cuando entras en series que están tan consolidadas es complicado y sobre todo en 7 Vidas. Periodistas tenía sus personajes principales y entrabas con mucha menos presión, era un secundario que poco a poco podías ganar o perder tramas. En 7 Vidas era diferente, es un conjunto muy compacto, que en principio es como un engranaje que cuando falla una pieza allí se resiente todo el motor, es un mecanismo de relojería. Y tú llegas allí: “Hola qué pasa...” Y van a un ritmo de tres pares de cojones y los primeros capítulos era: “Hostia, hostia, hostia.” Además con el agravante que entraba a sustituir Guillermo Toledo que se iba. Entonces claro, es un marronazo que te cagas. Porque era un personaje que había funcionado de puta madre y la gente le tenía mucho cariño y es complicado. Porque allí también se crea un vínculo de hermandad, hay muy buen ambiente, y una carencia se nota. Es como en un grupo de amigos que uno se fuera y viniera otro ¿no? Dices, bueno si muy buen rollo pero yo era amigo de aquel. Pero en este sentido se enrollaron muy bien y me lo pusieron muy fácil dentro de la complicación que tenía la historia, ellos llevaban 140 capítulos y yo casi nada.

La disposición de los decorados en 7 Vidas permite que haya público en los rodajes y debe ser más gratificante para un actor saber que hay público ¿no?
El planteamiento de una serie como Periodistas es como más cinematográfico. Tú vas por secuencias, por sets, hoy vamos a rodar todo lo que pasa a la redacción del periódico, en cambio a Sietes vidas no. La grabación es en orden cronológico. Además hay el feedback con el público a la hora de actuar y ves si funciona o no.

¿Y realmente Amparo Baró da?
La Amparo da ¡Hostia sí da!, pero vamos, ambidiestra además, le da igual una mano que la otra, en los ensayos se controla pero después en la grabación, va con unas ganas.
Tu forma de vestir ha marcado una estética, por ejemplo en A Pèl cada día salías con unas Vialis distintas y ahora mucha gente va con esta marca de zapatos y tu cabello greñudo ya forma parte de tus personajes. “Cuando sales por la tele eres un escaparate, lo que te pones lo ve la gente y hay gente que le gusta y gente que no. La gente que hace ropa le interesa que se vea. Yo este verano iba muy a gusto con las chanclas y tal y era un programa que se veían mucho los pies y había días que no me apetecía llevar depende que marcas de zapatillas porque me hacían calor. Además tengo un colega en Vialis y le dije: “Mandame chanclas” y claro me dijo: “Quieres chanclas pues te vas a cagar.” Y me envió de todos los colores y combinaciones. Pero intento que la ropa que saco en la tele no sea la mía, porque esto quema mucho, por fotos si que llevo la mía. Parece mentira pero la gente se queda mucho con la ropa y después da rabia ponerte la misma. Es verdad que mi estilo personal coincide mucho con la forma de vestir del personaje de 7 Vidas y en las colaboraciones con Buenafuente. Y con mi peinado no tengo ningún problema, en Di que sí, me lo hubiera cortado porque por el personaje iba bien pero tenía raccord con 7 vidas, y en Amor idiota ya iba bien el look. A la mínima me corto el pelo y a tomar por el culo.

El nombre de Paco surgió de las conexiones en directo para el programa La Cosa Nostra cuando le preguntaron a Buenafuente como se llamaba el nuevo, él dijo: “Pues Paco como mi tío.” Y se te quedó el nombre hasta el punto que la gente por la calle te llama Paco, Sergio y Santi. ¿Cómo es Santi?
Un tío muy normal, pero muy normal. Yo creo que con los personajes se crean simbiosis raras, porque todos los personajes tienen algo de ti, es inevitable. Hay que son más cercanos y otros más alejados, pero el Santi no es ni como el Paco ni como el Sergio, físicamente sí. Pero de carácter somos distintos, yo no he conseguido vivir como el Paco que es un tío de vive la vida, diviértete sin preocuparte a donde estés. Yo no le conseguido esto, yo me preocupo bastante por las cosas, soy bastante considerado. Y el Sergio es un caradura de cojones, un vividor que no ha dado golpe en su vida y tampoco es mi caso. Me ha tocado trabajar bastante, de lo que me gusta y ni me quejo.

Siempre has querido hacer cine, incluso en el 99 dejaste La Cubana para ir a Madrid con Jose Corbacho y Anna Barratxina a probar suerte en el cine, pero en dos semanas ya estabais de vuelta porque el panorama estaba muy mal. Este año ya has estrenado dos películas y pronto empiezas a rodar otra. Di que sí obtuvo una buena recaudación pero las críticas fueron pésimas. Yo creo que el éxito en estas cosas es conseguir los objetivos que te habías marcado. Y los objetivos que se habían marcado Columbia se han conseguido, ha sido un éxito y entre ellos no contemplaron que la crítica fuera benévola.

No has tenido ningún problema para desnudarte varias veces en la película Amor idiota ni representar 16 polvos con Cayetana Guillén Cuervo pero ¿Nos volvemos idiotas cuándo nos enamoramos?
Yo no creo que nos volvamos idiotas. Pero lo que pueden ser unas prioridades básicas en la vida normal se vuelven secundarias, además son unos instintos primarios. En definitiva somos unos animales por mucho que intentemos racionalizar y cuando te coge uno de estos instintos primarios... son instintos básicos.